Susto mayúsculo el que se llevó el miércoles un vigilante de la playa de L´Arenal, en L´Hospitalet de l´Infant. Poco antes de las siete de la mañana, mientras estaba en su puesto de trabajo, el hombre sacó su teléfono para hacer dos cosas, ambas no muy ortodoxas: fotografiar una extraña figura oscura de alrededor de un metro y medio que parecía nadar cerca de las boyas y llamar al gerente de AquaGames, la empresa que gestiona el parque acuático del arenal, para informarle de que estaba convencido de que aquel bulto confuso era ni más ni menos que un cocodrilo.
Susto mayúsculo. Y lío curioso.
Una sombra sospechosa. La playa de L´Arenal, en L´Hospitalet de l´Infant, Tarragona, acaba de demostrar que no hace falta demasiado para que las cosas se tuerzan en un abrir y cerrar de ojos. Este miércoles el vigilante de unos hinchables estaba a primera hora de la mañana en su puesto cuando de repente se fijó en que, a lo lejos, en el agua, a escasos metros de las boyas, parecía emerger una sombra confusa. Tanto, que sacó su móvil y tomó una foto en la que, efectivamente, se ve un bulto oscuro y alargado semisumergido no muy lejos de los hinchables.
¿Y qué era? Fácil preguntarlo. No tanto responderlo. Menos aún en el momento y con la presión de garantizar la seguridad de los bañistas. Diari de Tarragona, el periódico que avanzó la historia, explica que cuando el vigilante quiso comprobar de qué se trataba, aquella figura alargada se sumergió con rapidez. Le dio tiempo, eso sí, a apreciar un movimiento brusco que le recordó a un coletazo.
En un primer momento pensó que se trataba de una tortuga que se acercaba al arenal para desovar, pero entonces se llevó la «sorpresa» de las sorpresas, como relataría más tarde el gerente de la firma que gestiona el parque acuático. ¿Cuál? Pues que lo que tenía ante él era un cocodrilo. O eso al menos le pareció a él.
Izando la bandera roja. La sola sospecha era lo suficientemente grave como tomar medidas, así que poco antes de las siete de la mañana el vigilante decidió llamar a su jefe y contarle lo que había visto. O lo que él creía haber visto en las aguas de L´Arenal. Fue el primer paso de un largo protocolo de seguridad que acabó prohibiendo el baño durante varias horas en la zona, movilizando a la policía, activando una batida y generando una enorme expectación.
«Fuera o no un cocodrilo, la posible presencia de un animal en el agua y con los primeros bañistas llegando a L´Arenal, no podíamos correr riesgos», explica el gerente, Xavier Mangrané, a Diari de Tarragona. Resultado: se alertó a la Policía Local y al 112, se activó el protocolo de seguridad, se izó la bandera roja, se avisó a los socorristas, a los Agents Rurals, Seprona, Mossos d’Esquadra y se inició una batida que se extendió tanto por el agua como por los arenales. El objetivo estaba claro. Si había un cocodrilo de 1,5 m suelto por la zona había que capturarlo.
Tres horas de angustia. La playa estuvo cerrada alrededor de tres horas, un rato considerable durante el que coleó la duda de si había o no un enorme reptil campando por la zona. No apareció nada. El cocodrilo navegó a sus anchas, pero por los titulares de medios de todo el país. Sobre las once de la mañana se abrió de nuevo la playa a los bañistas y se izó la bandera amarilla, que no tardó en pasar a verde. Ni rastro del cocodrilo. El jueves la jornada amaneció sin sobresaltos.
¿Qué vio el vigilante? La gran pregunta. Tenemos la fotografía que tomó. Y lo que es aún más importante, la interpretación que hizo e ella la bióloga de Agents Rurals, quien tras estudiarla en detalla y ampliarla con programas que mejoraron su nitidez, llegó a una conclusión clara: lo que muestra la foto no es un cocodrilo, sino una raya, una pastinaca (Dasyatis pastinaca). La especie está muy repartida por los mares, suele moverse por zonas del litoral, perfectamente puede rondar los 60 centímetros o hasta los dos metros y destaca por su cola en forma de látigo.
«No es muy creíble». Tras el susto de L´Hospitalet de l´Infant la cadena catalana RAC1 habló con Joan Pino, doctor en Biología, quien confesaba que encontrarse con un cocodrilo en las costas de Tarragona sería todo una sorpresa. «No es muy creíble, básicamente porque solo hay un cocodrilo de aguas saladas, que ocupa el continente asiático, en Australia», comentaba el experto. El cambio climático pude favorecer que haya desplazamientos de especies y se encuentren en el Mediterráneo animales que habitualmente nadan en otras latitudes, en aguas más cálidas; pero no cocodrilos, lo lógico sería hablar de peces o tortugas.
No es el primer susto. Quizás la idea de ver un cocodrilo nadando a unos metros de las boyas de L´Arenal resulte curiosa, pero lo cierto es que el vigilante tenía razones de sobra para estar en guardia. En julio 2022 esa misma playa tuvo que desalojarse una hora por una amenaza bastante más concreta: el socorrista y los bañistas vieron dos tiburones cerca de la costa, lo que obligó también a izar la bandera roja. El miércoles sin ir más lejos hubo otro aviso en Les Cases-Marjal de Alcanar recogido por Diari y que obligó a cerrar la playa más de una hora.
… Ni el primer gran reptil. Hay otro caso todavía más reciente que quizás explique la alarma que se generó en L´Hospitalet de l´Infant. Hace apenas unas semanas Agents Rurals tuvieron que lidiar con una amenaza parecida a apenas 150 km de allí, en el río Besòs a su paso por Santa Coloma de Gramenet. La alerta en aquella ocasión también estaba fundada: los técnicos tuvieron que capturar un caimán tras recibir el aviso de una persona que se lo encontró por sorpresa.
El repitl acabó en el Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña (CRAC), en Masquefa, y sumó un pintoresco capítulo a la historia de los Agents Rurals, que en 2006 ya tuvieron que capturar a un caimán en el pantano de Can Borrel de Collserola y no mundo después, en 2007, volvían a coger el lazo para apresar a otro ejemplar de 70 centímetros en el Besós, en Santa Coloma.
«O lo han abandonado, o se ha escapado». Se cree que al menos al último caimán, el capturado este mismo mes —un ejemplar de 60 cm y entre dos o tres años, pero que puede llegar a 2,5 m— lo abandonaron cerca de un puente. «O lo han abandonado o se ha escapado», lamentaba Joaquim Soler, de CRAC, en La Vanguardia: «Es un aminal salvaje peligroso. ¿Lo tuvo en cuenta el comprador?»
«Las crías de cocodrilo, cuando se compran, son muy bonitas, pero cuando van creciendo comienzan a dar problemas e incluso algún susto», concuerda Pino en RAC1. La entrada en vigor de la nueva Ley de Bienestar Animal hace justo un año cambió el panorama para la adquisición de este tipo de animales, al igual que los artrópodos, peces y anfibios venenosos y mamíferos silvestres de gran tamaño.
Imágenes | Wikipedia (Seryam) y Simon Watkinson (Unsplash)
En Xataka | La ciencia siempre había creído que los cocodrilos necesitaban a un macho para reproducirse. Hasta ahora
–
La noticia
Una playa de Tarragona ha comprobado que hay algo peor que el avistamiento de un tiburón: el de un cocodrilo de 1,5 m
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
.