Como ya sabes, Samsung anunció el lanzamiento, a determinados mercados, del Galaxy Ring, en el Galaxy Unpacked 2024 de verano, que tuvo lugar el pasado mes de julio. No fue un anuncio especialmente sorprendente, pues ya sabíamos oficialmente del nuevo wearable de la tecnológica coreana desde el anterior Galaxy Unpacked (el de enero de este año), e incluso pudimos verlo en el Mobile World Congress 2024, el pasado mes de febrero.
Así, aunque ya se habían producido algunas filtraciones con anterioridad, Samsung adoptó un modelo de comunicación un tanto distinto al que estamos acostumbrados en el mercado de los gadgets, cambiando el habitual secretismo hasta el último momento, por la revelación anticipada de su próximo gran lanzamiento. A este respecto habrá opiniones para todos los gustos, pero personalmente creo que Samsung acertó de pleno, pues probablemente le habría resultado imposible evitar las filtraciones, así que prefirió empezar a generar expectativas manteniendo bastante control sobre el flujo informativo del Galaxy Ring.
Así, cuando llegamos a principios de julio, poco nos quedaba por saber sobre el anillo. Teníamos que confirmar que los precios que se habían filtrado anteriormente eran los correctos y, claro, saber en qué mercados iba a debutar. Y, eso sí, aquí sí que nos llevamos un pequeño chasco, puesto que esperábamos un plan más ambicioso, que finalmente no se materializó. Aunque, en honor a la verdad, ahora podemos entender que no tuvo que ver tanto con sus expectativas como con su capacidad de producción, ya que todo el stock se agotó el día de su salida a la venta.
Así pues, ¿es todo bueno en lo referido a este nuevo wearable? Desgraciadamente no. Y es que, como ya podíamos suponer y hoy confirmamos, el Samsung Galaxy Ring es totalmente irreparable. Así nos lo cuentan en GSMArena, que se hace eco de un desmontaje del mismo llevado a cabo por iFixit (que recientemente «rompió» con Samsung), y que nos trae, como gran conclusión, que hablamos de un dispositivo desechable, de usar y tirar (aunque se entiende que el periodo de vida del mismo será amplio, claro).
La razón de ello no es difícil de comprender, basta con ver su diseño para entender que toda su electrónica está encapsulada en un chasis (el propio anillo) de una única pieza. Es, por entendernos mejor, un diseño unibody. Y esto nos lleva al elemento que juega un papel más relevante en la durabilidad de este tipo de dispositivos: su batería. Así, cuando el tiempo y el uso hagan que ésta se degrade hasta hacer el anillo inutilizable, no será posible sustituirla, pues no ha sido diseñado contando con tal posibilidad.
No me malinterpretes, creo que Samsung ha hecho un gran trabajo de ingeniería con el Galaxy Ring. Sin embargo, y aunque entiendo que hablamos de la primera generación de un dispositivo bastante novedoso, creo que Samsung (y también el resto de fabricantes, tanto presentes como futuros, de este mercado) deberían prestar más atención a este respecto. De momento, lo podemos perdonar, pero si la segunda generación del Galaxy Ring tropieza con la misma piedra, ahí ya estaremos hablando de algo bastante peor.
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