El veterano mánager neozelandés Alan Niven, quien dirigió los destinos de la legendaria formación Guns N’ Roses entre 1986 y 1991, presentó una demanda en el Tribunal de Distrito de Arizona contra la banda.
Según los documentos, acusa al grupo, y en concreto a su indiscutible líder Axl Rose, de amenazarlo y presionar a su editorial, ECW Press, para impedir la publicación de su autobiografía intitulada Sound N’ Fury: Rock N’ Roll Stories.
El libro, destinado originalmente a salir en julio de 2025, fue pospuesto a septiembre y ahora figura con una fecha tentativa de 31 de marzo de 2026.
En su demanda, Niven detalla que la banda invocó en mayo de 2025 una cláusula de confidencialidad de un acuerdo de rescisión fechado en 1991. Firmado cuando él dejó de gestionar al grupo.
En esa carta, presuntamente, Guns N’ Roses exige detener la publicación del libro mediante amenazas a Niven y contactos directos con ECW Press.
Niven sostiene que dicho acuerdo carece de validez porque no todos los miembros de la banda lo firmaron. Siendo clave que Axl Rose no estampa su rúbrica, según él.
Además, arguye que la propia banda ha hablado públicamente sobre temas que, según ellos, deberían haber permanecido bajo confidencialidad. Lo que socava su derecho a invocar esa cláusula, según consignó UCR.
Qué expresa la demanda contra Guns N’ Roses
Según la demanda, el libro no es solo un ajuste de cuentas con Guns N’ Roses, sino un relato mayor de la trayectoria de Niven. Distribuir los primeros singles de Sex Pistols en EE.UU., organizar una cena para Robert Fripp, apoyar a un joven Frank Ferranna (más tarde conocido como Nikki Sixx) y reinventar la banda Great White. También aborda episodios relacionados con la alineación clásica de Guns N’ Roses.
En los hechos, Niven había sido despedido de la banda en 1991. En una decisión que él vincula a la exigencia de Axl Rose de asumir “control total” y gestionar el liderazgo absoluto del grupo. “Era la batalla de Axl por hacerse con el control total y la mayor parte del dinero… Cuanto más control conseguía, menos productivos eran y peor era el material”, escribe Niven.
Ahora la pugna legal no sólo pone en evidencia viejas tensiones entre mánager y banda, sino que abre un debate más amplio. ¿Puede un acuerdo de confidencialidad antiguo silenciar para siempre la narración de una experiencia vivida? Niven solicita al tribunal que declare la cláusula no ejecutable, que autorice la publicación del libro y que se le reconozcan daños por lo que califica como “interferencia tortuosa” por parte de la banda.
Para los aficionados al rock, este hecho con Guns N’ Roses tiene doble lectura
Por un lado, se trata de nuevas revelaciones sobre una época icónica de Guns N’ Roses. Por otro, de una batalla jurídica que puede tardar meses en resolverse y que mantiene retenido un libro que ya tiene copias impresas y pedidos anticipados, actualmente “en un almacén”, según Niven.
En definitiva, este enfrentamiento suma otro capítulo al turbulento legado de Guns N’ Roses. La cuestión es si esta disputa terminará por liberar una memoria que, hasta ahora, parecía algo así como “texto bajo embargo”, o si las cláusulas de silencio seguirán siendo una barrera en la industria musical.
Para ahora, tanto Niven como su editorial aguardan que la justicia decida si su historia verá finalmente la luz.
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