Giovanna Morales Álvarez (4), era una niña curicana que amaba el deporte, especialmente la gimnasia artística que practicaba habitualmente en el Estadio La Granja. Sus padres, Geomar y Greisy, ambos venezolanos, con el objetivo de mejorar su calidad de vida debido a obstrucciones respiratorias, tomaron la decisión de llevarla el pasado 25 de julio al Hospital Clínico FUSAT de Rancagua, donde la operaron de amígdalas y adenoides.
En los días posteriores tras la intervención, Gio, comenzó a evidenciar una serie de dificultades motrices por lo que inmediatamente realizaron las consultas en el Hospital de Curicó. Ahí quedó en observación por ocho días en los que se le realizaron todo tipo de exámenes. En tanto, incluso se le vio jugando con burbujas durante el Día de la Niñez en los pasillos del recinto.
Todo cambió el 13 de agosto, cuando la menor viajó junto a su madre hasta el Hospital Regional de Talca (HRT), para realizarle una resonancia magnética. Después del procedimiento, por razones que están siendo investigadas, no volvió a despertar y quedó con muerte cerebral producto de un edema. Murió tres días después, luego de ser trasladada de vuelta a Curicó.
Su familia, devastada por la situación, apunta al sobreuso de anestesia como causa basal del fallecimiento, afirmando que les hicieron creen que la pequeña estaba en un coma inducido y que despertaría. Por ahora, ambos padres esperan las indagatorias médicas para determinar qué produjo el edema cerebral. Pero independiente de este resultado, nadapodrá reparar la pérdida de una hija.
Este caso, así como varios otros, se enmarcan en una grave crisis asistencial en el HRT que en los últimos años ha demostrado un desorden administrativo absoluto. Ello, indudablemente, ha tenido un efecto dañino en todo el trabajo médico que se realiza en el interior del establecimiento de la capital del Maule.
Muestra clara de esto fue lo ocurrido en enero de 2024, cuando tras un grave accidente automovilístico dos mellizos de ocho años quedaran en riesgo vital. Ambos fueron trasladados de urgencia al hospital talquino, donde no fueron atendidos debido a la ausencia de especialistas de turno.
Insólitamente, los niños heridos recién pudieron ser revisados cuando la neurocirujana, Katia Todorov, interrumpió su periodo de posnatal para viajar desde Curicó a Talca y concretar la atención que requerían.
En ese entonces, el secretario del Colegio Médico del Maule, Dr. Álvaro Encina, dio cuenta de la problemática por la faltade especialistas en patologías críticas en los hospitales de Talca, Curicó y Linares. Ahí, pidió al ministerio de Salud la salida del director del HRT, una investigación y la toma de medidas frente a la situación.
El prontuario de deficiencias e irregularidades en el Hospital de Talca sumó un nuevo capítulo esta semana. Un informe de Contraloría reveló el desorden y el desconocimiento por parte del Servicio de Salud del Maule, de la cantidad exacta de personas registradas en las listas de espera.
La directora del SSM, Marta Caro, afirmó que son 137 mil usuarios que esperan por atención, desglosados en 111 mil usuarios que tienen una consulta pendiente con un médico, mientras que otros 27 mil están a la fila por una intervención quirúrgica.
Si uno compara estas cifras con el total de la población en la región del Maule (alrededor de un millón de personas), podríamos señalar que un 10% forma parte de esa lista de espera interminable. Para empeorar las cosas, en los últimos días se informó del hallazgo en un vertedero clandestino de 50 cartas certificadas para pacientes, remitidas por el HRT en 2022. Un escenario grave, a todas luces.
Si bien ya hay una investigación en curso por este último episodio, con responsabilidad atribuida también a Correos de Chile, la ministra de Salud, Ximena Aguilera, afirmó que “la primera responsabilidad” es del hospital. Ello refleja la falta de control por parte del Servicio de Salud del Maule, así también del recinto de salud talquino.
Estos hechos recientes, sumados a casos de impacto nacional como el de las guaguas cambiadas, secuestros de lactantes, cambios de identidad, confusiones en la morgue, cuando le entregaron a los familiares difuntos equivocados, todo expone a que se ha perdido el sentido del para quiénes está constituido este tipo de servicios. Porque detrás de todo este desorden y negligencias, se dejó de lado a las personas.
Aunque un aumento de recursos siempre será bienvenido, sobre todo para subir la dotación del personal médico, el problema es más profundo y recae en la falta de una gestión seria para resolver las dificultades administrativas. Pese a que se hacen los esfuerzos, estos deben venir bajo el control de autoridades competentes para resguardar el derecho de acceso a la salud de la comunidad.